La importancia de la variedad de los alimentos radica en que no existe un alimento único que contenga todos los nutrientes esenciales para el organismo. Así, cada alimento contribuye a la nutrición de manera especial y cada nutriente tiene funciones específicas en el organismo. Para tener una alimentación equilibrada se requiere de todos ellos, por su aporte nutritivo característico, en la cantidad determinada a lo largo de la semana.
En esta etapa los factores ambientales y personales tienen una influencia importante en el comportamiento alimentario.
Factores no relacionados a lo biológico, como preferencias por determinados sabores, normas culturales y disponibilidad de alimentos, influencian el comportamiento a la hora de elegir la comida.
Es necesario asesorar a los padres sobre las conductas alimentarias a seguir, ya que es la familia quien establece modelos de alimentación que serán de particular importancia en la conducta de alimentación aprendida por el niño.
En esta etapa los padres deberían acentuar la exposición regular a distintos alimentos, para lograr su aceptación, y por otro lado, aumentar la variedad en la dieta de sus hijos.
Los niños ajustan el tamaño de la porción que ingieren de acuerdo a la densidad energética de la comida que se les está ofreciendo. Asimismo, tienen la capacidad de ajustar la ingesta en sucesivas comidas durante el día para alcanzar sus necesidades energéticas.
Las prácticas paternas en relación a la comida pueden influenciar la respuesta del niño en cuanto a la densidad energética del alimento y el tamaño de la porción.