No intervenir o interferir rutinariamente en este proceso natural, no habiendo una situación de riesgo evidente. Registrar y respetar las necesidades individuales de cada mujer/pareja y el modo en que desean transcurrir esta experiencia. Respetar la intimidad del entorno durante el parto y el nacimiento. Favorecer la libertad de posición y movimiento de la mujer durante todo el trabajo de parto (parto en cuclillas, en el agua, semi-sentada, o como desee).
Promover el vínculo personalizado entre la pareja y el equipo de asistencia profesional.
Respetar la necesidad de elección de la mujer de las personas que la acompañarán en el parto (familia, amigos). Y por último Cuidar el vínculo inmediato de la madre con el recién nacido, evitando someter al niño a cualquier maniobra o exámenes innecesarios.
La Ley de Parto Humanizado Nº 25.929 y su reglamentación (decreto 2035/2015) promueve que se respete a la familia en sus particularidades –raza, religión, nacionalidad- y que se la acompañe en la toma de decisiones seguras e informadas.