Las madres deben reconocer y responder a las claves de hambre y saciedad de cada niño, verbales como no verbales: Irritabilidad e inquietud como señales de hambre; volver la cabeza, rechazar la comida, dormirse o querer jugar, como señales de saciedad. Cuando los adultos asumen el control del tamaño de las raciones o presionan a los niños a comer, en lugar de permitirles que sean ellos quienes decidan en función de sus sensaciones internas de hambre y saciedad, su capacidad para regular la cantidad de comida se ve limitada. Por lo que las prácticas de alimentación infantil continúa siendo la división de la responsabilidad entre adultos y niños, correspondiendo a los mayores el presentar una variedad de alimentos saludables, y a los niños controlar la cantidad que toman.
CONFORMACIÓN DE LAS SEÑALES DE SACIEDAD EN EL NIÑO DE 12 A 24 MESES
La saciedad es el proceso que tiene lugar durante y después de la ingesta de alimentos, por el cual disminuye el apetito y no se produce una ingesta excesiva. La intensidad y duración de la saciedad tras una comida y el tiempo de aparición de la siguiente ingesta están controlados por factores como densidad energética, peso, volumen, composición nutricional, masa, tamaño de las partículas y solidez; o sus características sensoriales: palatabilidad, sabor, olor y apariencia. Así, la forma en la que se absorben, emplean y almacenan sus nutrientes una vez que se consumen, es un factor determinante de la futura conducta alimentaria.
Importante
Mamá es importante que estés atenta en los momentos de la comida de tu hijo, para poder detectar cuando está lleno.