Los estudios actuales indican que el contacto directo de la piel de la madre con la del niño poco después del nacimiento ayuda a iniciar la lactancia materna temprana y aumenta la probabilidad de mantener la lactancia exclusivamente materna entre el primer y sexto mes de vida, así como la duración total de la lactancia materna. Los recién nacidos a quienes se pone en contacto directo con la piel de su madre también parecen interactuar más con ellas y llorar menos.
Con esta intervención es posible evitar el 16% de las muertes neonatales mediante la lactancia materna desde el primer día de vida de los lactantes, una cifra que puede aumentar al 22% si la lactancia materna comienza durante la primera hora después del nacimiento.
Con esta intervención se protege al recién nacido de contraer infecciones y reduce la mortalidad neonatal.
La primera hora es la de mayor vigilia en él bebe recién nacido, estado de alerta que habrá que aprovechar, siempre que ambos, mama y bebe estén en un óptimo estado de salud.
La primera toma produce un pico altísimo de oxitocina que contrae fuertemente el útero previniendo hemorragias. Además tiene un importante efecto anti-estrés del que se benefician madre e hijo.