El desarrollo intelectual que puede adquirir un niño depende del número y la calidad de conexiones neuronales que se formen durante sus primeros años de vida, por lo que estos primeros meses son los mejores para que las neuronas reciban estímulos extra.
Invertir esfuerzos sanitarios fomentando esta estrategia, conlleva importantes beneficios económicos contribuyendo a la formación de capital humano elevando su productividad e ingresos y disminuyendo el gasto público.